Por
Germán Valenzuela Sánchez
En
una mano tengo el vino
y en
la otra la copa,
no
dejo que caiga gota,
mi brindis es completo.
Le
brindo al que va pasando,
al
que veo más cerca que lejos,
es brindar
sin complejos
por
lo que me está sucediendo.
Levanto bien alto la copa,
para
que rebose el aliento
de
ponerse muy contento
con
quien uno se topa.
Galopo
en éste vino,
catando
bien su sabor,
de
la copa sale un olor
como
de perfume fino.
Amigo(a),
dame tu mano,
y yo
te doy la mía,
es una mano de hermano
para
prolongar la vida.
Toma,
bebe conmigo,
bebamos
con alegría,
aprovechemos
el momento
de
empezar un nuevo día.
Brindemos
por la palabra,
también
por la poesía,
ésta
copa bien bebida,
es
mejor, que una parranda.
Brindo
con la mano abierta,
con la mano que da,
y nunca
cierra la puerta,
como
muestra de amistad.
La
amistad es un brindis,
con
ella doy mi palma,
se
la doy al amigo
para
que tenga calma.
Desde
niño vengo brindando
sin
cansarme de brindar,
vivo
soñando y andando
en
el cotidiano trajinar.
El
vino que yo bebo
tiene
un néctar especial,
por
eso yo lo conservo
y es
puro como el cristal.
En
la onda va mi verso,
con fuerza y muy sentido,
así es cuando compongo,
leal y comprometido.
periodistadepiedecuesta@hotmail.com
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