domingo, 18 de diciembre de 2011

TRAFUGARIO



--------------------------------- Por: JOSE OSCAR FAJARDO
EL TENEBROSO DIRECTOR DE CULTURA

Joseph Goebbels era el jefe de propaganda del tercer Reich (Estado) y un hombre tan clave para Hitler como Heinrich Himmler o Rudolph Hess. Este siniestro individuo alguna vez expresó una frase que jamás será olvidada por su luciferino contenido: “Cuando escucho la palabra cultura le echo mano a mi pistola”. Y esa parece ser la base filosófica del director del Instituto Municipal de Cultura de Bucaramanga, José Alcides Cortés Peñuela, quien, estoy seguro, está preparado para todo, incluso para realizar viajes espaciales o para fabricar estuches para escaleras, y un número infinito de profesiones u oficios, menos para dirigir un organismo de Cultura, o donde se impulsan las Artes culturales. Si ustedes no me lo creen, hablen con él citado individuo y se darán cuenta por simple inspección: no tiene de qué hablar en ese aspecto. Cuando estaba en la mente de algunos intelectuales y políticos interesados en la rama de la Cultura, la idea de crear el hoy Ministerio de la Cultura, García Márquez opinó sin reticencias que no estaba de acuerdo con la creación de dicha institución porque, tarde que temprano iría a convertirse en otro oprobioso fortín político del Establecimiento. Y parecía que estuviera narrando la “Crónica de una muerte anunciada”. Precisamente en eso fue en lo que se descaró Cortés Peñuela. En acabar de convertir, porque ya se venía convirtiendo, el  IMCT de Bucaramanga en un negocio con clientela propia. Claro que a la hora de la verdad él no tiene la culpa porque desconoce en su totalidad las acepciones del término Cultura. ÉL para lo que sí es un verraco, más verraco que cualquier verraco de Guaca, es para manipular todo lo que se pueda manipular a través del “negocio municipal” de la Cultura. Lástima que ya es demasiado tarde para descabezarlo como funcionario porque lo único que queda es la raspa del botín burocrático que manejó sin asco durante todo este tiempo. Porque ¿por qué no se encuentra en la página del IMCT el sitio donde debe aparecer toda la información sobre la contratación oficial realizada por la institución, tal y como lo exige la ley? Y no estaría de más preguntarle, ¿Cómo y a través de qué medios de comunicación se realizó la pauta publicitaria otorgada por la institución? Y además también podría preguntársele al funcionario ¿Por qué la institución estaba repleta de OPS que no cumplían funciones específicas?  Y para terminar, podría formulársele la pregunta del billón. ¿Para qué y a quién le sirvió en realidad el IMCT en estos cuatro años de gestión (léase indigestión) de Cortés Peñuela? De mi parte yo le pongo una metáfora y le cambio unos términos a una alusión que el ex concejal Edgar Higinio Villabona y hoy diputado a la Asamblea Departamental de Santander, hiciera hace unos días en un diario regional: El de hoy es uno de la peores combos de funcionarios que ha habido en Bucaramanga en los últimos 500 años. Aclaro que los cambios de términos es un recurso de buena fe ya que no recuerdo los textuales, pero eso es esencialmente lo que expresó el aludido. 
Yo no afirmo que todos los funcionarios, pero sí que una abrumadora mayoría. Y Cortés Peñuela indudablemente es uno de ellos. Además hubo un periodista del cual me reservo su nombre por pedido personal, que expresó una frase que sirve para de ahí arrancar a escribir una novela plagada de infinitud como El Proceso, de Kafka. “Es que el IMCT es la caja menor de la Administración Municipal de Bucaramanga”. ¿Qué habrá querido decir con eso?  Además Cortés Peñuela es un hombre irrespetuoso y mentiroso con los usuarios comunes. ¿O  no es eso un funcionario público que para evadir responsabilidades dice un momentico,  ya vengo, voy a consultar, y pasada más de una hora su secretaria, amaestrada, obvio, informa que él se encuentra en la alcaldía, o sencillamente que salió de viaje? Lo más sorprendente de todo es que este funcionario goza de una encantadora hipocresía que lo deja a uno perplejo. Qué ignorancia tan bárbara porque, “La Política es un apéndice de la Cultura, y nunca la Cultura es un colgandejo de la Política”.

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