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lunes, 13 de abril de 2009

«Corín Tellado es la gran escritora de la literatura popular del siglo XX»

«Sus personajes femeninos eran rebeldes y audaces pero acababan acatando las normas de la época»

MARÍA TERESA GONZÁLEZ Catedrática de Francés y autora del libro «Corín Tellado. Medio siglo de novela de amor»

Oviedo, Pilar RUBIERA
María Teresa González, gijonesa, catedrática de Francés jubilada, es autora del libro «Corín Tellado. Medio siglo de novela de amor». En la actualidad prepara la tesis doctoral sobre la obra de la escritora, fallecida el pasado sábado, bajo la dirección de Socorro Suárez Lafuente, catedrática de Inglés de la Universidad de Oviedo.

-¿Por qué le interesó la obra de Corín Tellado?

-Me preguntaba qué tenían sus novelas para tener tantos millones de lectores, qué ofrecía... Soy de Gijón, Corín vivía muy cerca de mi casa y era una figura que siempre había estado en mi mente porque de pequeña veía a amigas y familiares cambiar en los quioscos sus novelas. Un día le escribí una carta, me contestó muy amablemente y puso a mi disposición todas sus novelas, que leí durante casi dos años, a una diaria. Empecé a comprender su secreto, Corín ofrecía una visión del mundo desde el mismo ángulo y la misma perspectiva que tenían los lectores, un panorama de la sociedad española con sus mismos sufrimientos, problemas y características y entonces los lectores se identificaban inmediatamente con los conflictos, los personajes y con la manera de resolverlos.

-¿Novela romántica, rosa o de amor? ¿Qué denominación prefiere para su obra?

-Me gusta novela de amor porque la novela rosa es una definición genérica; Corín la atribuía a la cartulina rosa de las tapas de las novelas. En cuanto a las románticas parece que están un poco mas ancladas en el pasado, en épocas de sentimientos extremos. Ella escribía novelas de amor y desamor, en las que hay muchísimo sufrimiento, sobre todo en las que hizo entre los años 1950 a 1970 del pasado siglo, en las que retrata la sociedad española de aquel tiempo.

-¿El sufrimiento de las protagonistas reflejaba el suyo propio?

-Decía que todas las novelas salían de su imaginación, pero la imaginación se nutría de lo que ella veía, oía o le contaban. De una manera muy sagaz, Corín echaba un vistazo a su alrededor y conocía los problemas de la gente. Su protagonista principal, la mujer, sufría mucho, por los celos, el machismo, los embarazos no deseados, los abandonos, por los amores que no podían realizarse, por cuestiones familiares o económicas. La mujer sufría y ese sufrimiento los lectores lo comprendían perfectamente. Ella también sufrió, era una mujer muy fuerte y muy rebelde, rebelde hasta cierto punto.

-¿Hasta qué punto?

-Su rebeldía a veces era hacia el interior y no podía expresarla. Cuando se deshizo el matrimonio y quedó con sus hijos podía haber optado por otro tipo de vida mas libre pero para ella lo primero eran los hijos. Y un segundo amor o un nuevo matrimonio como hacen sus protagonistas a partir de los años 80, ella pensaba que hubiera perjudicado mucho a sus hijos. Gijón es una ciudad pequeña y una mujer sola ocupando un puesto tradicionalmente reservado a los hombres, era un blanco fácil para las críticas.

-¿Fue la novelista del pueblo?

-Lo explica muy bien el profesor José María Roca Franquesa. Hay dos clases de literatura, la culta elevada, destinada a un grupo reducido de personas; y la popular, que siempre ha existido. Corín Tellado es la gran exponente de esta literatura en el siglo XX porque escribe para todo el mundo y lo hace para distraer y para entretener, aunque después sus obras tengan un contenido mas profundo porque están cargadas de cierta ideología y ciertos mensajes.

-¿Podría decirse que su mensaje tenía una carga feminista?

-Era una rebelde sobre todo con las normas sociales, que entonces implicaban un acatamiento a la voluntad masculina. Corín tenía una profesión que no abandonó cuando se casó, vivió con su marido mientras existió el amor, desde ese punto de vista fue rompedora y muchos de sus personajes femeninos tienen esa valentía y esa audacia. No obstante, sabía que la mujer que aspiraba a casarse, a tener una casa y unos hijos, que era la manera de salir del hogar paterno en aquellos años, tenía que seguir unas normas que son las que marcaba la sociedad de entonces, en la que el hombre era la cabeza. También dice a las mujeres lectoras que si quieren tener un marido y una familia deben ser complacientes. Es como una educación sentimental que hace para las lectoras. Hay como un doble juego, ella es intrépida y luchadora y, por otra parte, sabe que la mujer debe ser conformista. A partir de los años ochenta ya empiezan a evolucionar.

-¿Qué caracteriza sus historias desde el punto de vista literario?

-La sencillez. Eso es lo que hace que el público cuando comienza una de sus novelas no la suelte de la mano. Tenía una inmensa habilidad para estructurar la historia, las suyas son novelas cortas en las que hay una pequeña introducción, después entra en el nudo y llega al desenlace. Es un poco como las obras de teatro, no había tiempo para divagaciones.

-¿Mantenía esas características en las novelas largas que escribió?

-En las largas tenía más tiempo, más espacio físico para estudiar los caracteres de los personajes. Las tiene magníficas, yo destacaría la primera «La lucha oculta» y, sobre todo, «Amargos sentimientos», en la que profundiza en la evolución psicológica del personaje y en la que quien practica el perdón es el marido, en oposición a lo que había pasado durante siglos que era la mujer la que perdonaba.

-¿Cómo era en las distancias cortas?

-Una mujer muy generosa, con sus conocimientos y con su tiempo. Muy jovial y simpática, una conversadora magnífica. Era una madre extraordinaria y sus hijos nunca le dieron problemas. Tenía pasión por ellos y por sus nietos.

-¿Le afectó su enfermedad?

-Cuando cayó enferma su inquietud era si podría seguir escribiendo porque Corín era feliz mientras escribía. Cuando se dio cuenta de que podía seguir haciéndolo primero sin fumar y más tarde dictando las novelas a su nuera, afrontó la enfermedad con la valentía que siempre la caracterizó.

-¿Era importante para ella el reconocimiento literario?

-Lo que más amaba Corín después de su familia era su obra y ahí es donde podían hacerle daño. No es que pretendiera honores ni premios, sólo el reconocimiento sencillo de alguien que le dijera que le había gustado su novela. Quería sobre todo que sus novelas se editaran, se divulgaran y que funcionara bien la distribución. Volver a Inicio bersoa.com >
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