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sábado, 10 de marzo de 2012

Ninguna razón para que estemos pidiendo limosna


                                                     TRAFUGARIO
------------------------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
                                     NO A LA ACTITUD MENDICANTE

Hace ya una semana el gobernador de Santander dio una conferencia de prensa y en ella habló de la crisis económica que se avecina en el Departamento por cuenta de los descuentos que le hiciera el fisco nacional a las regalías que por derecho propio le corresponden a Santander. Estaba preocupado y desolado el doctor Richard Aguilar y con toda la razón. Pues después de contar con 230 mil millones de pesos, que era el monto total de lo que venía recibiendo el Departamento, por obra y gracia de algunas triquiñuelas estatales pasó a percibir unos 78 mil millones de pesos, hablando en cifras redondas. ¿Por qué ocurrió esto? Cosas de la austeridad, contestaron desde lo más alto. ¿Por asuntos políticos? Consíganse la lámpara de Aladino y que ella les diga. Lo cierto es que la medida ya está tomada, mejor dicho el daño fiscal al Departamento ya está hecho y eso es lo que le produce insomnio al señor Gobernador, según nos estuvo contando.
Pero yo no estoy de acuerdo con la actitud mendicante que propone el doctor Enrique Gómez París, y ahí me perdonará que se lo diga de frente. Voy a explicarles por qué. Porque el doctor Gómez París propone que se recurra al apretamiento de la correa, al máximo grado de la austeridad y a una solidaridad inmarcesible entre los mismos santandereanos, para que el tren de los proyectos no se quede varado. Yo no es que no esté de acuerdo con la austeridad porque el control del gasto indudablemente mejora la economía. 
Yo no es que no esté de acuerdo con la solidaridad entre nosotros mismos porque es una expresión muy humana de convivencia y hermandad. Apretarse la correa es muy importante cuando uno se da cuenta a tiempo que cuando el hambre entra por la puerta el amor sale por la ventana.  Uno no puede vivir de quimeras, añorando y balbuceando que todo pasado fue mejor. Al diablo con esas teorías preclásicas. En la rueda de prensa le hice una pregunta al doctor Richard Aguilar y a partir de ella, ustedes me dicen si tengo o no la razón.  Señor gobernador, le dije; si Ecopetrol es la empresa más poderosa y sólida económicamente de todo el país, con  ganancias facturadas de algo así como $11 billones el año anterior, situada ligeramente detrás de Petrobras, de PDVSA y de Pemex, y si esa empresa está ubicada exactamente en Santander ¿Por qué carajos tenemos que pedir limosna? Muy respetuosamente, cosa que lo que caracteriza a él, me contestó. No. No se preocupen que Ecopetrol nos va a ayudar. Ya el presidente de la empresa me lo prometió y de eso no tengamos la menor duda.
Esa respuesta categórica del doctor Richard Aguilar me dejó conforme como tendrá que dejar contentos a todos los que lean esta columna y crean en lo que el presidente de Ecopetrol prometió. De tal manera que no le pregunté más porque no tenía objeto. Pero sí tengo tres cosas para quejarme con vehemencia. Una. Con el doctor Juan Manuel Santos, Presidente de la República porque, no lo puedo comprobar matemáticamente a través de la lógica, pero intuyo que él tuvo mucho qué ver con el garrotazo mortal que le dieron a las finanzas de Santander.  Dos. Con Ecopetrol porque siendo ésta una empresa tan poderosa e hija de las entrañas del Departamento de Santander, y en donde en el sentido pragmático, por lo de los combustibles, los subproductos del petróleo y la demás industria petroquímica que de él emana, este Departamento mueve la economía nacional. Por lo mismo tanto no hay ninguna razón dialéctica para que estemos pidiendo limosna o en su defecto, “haciendo bazares para bautizar el pelao”, y esto lo expreso en forma metafórica. Tres. Lo anterior no debe sino tiene que ser un objetivo inmediato de los congresistas santandereanos. Darse la pela por las finanzas del Departamento porque esta no es solamente responsabilidad del doctor Richard Aguilar. ¿Para qué se hicieron elegir entonces?  ¿Para engordar la burocracia, para teledirigir el clientelismo y para esperar la multimillonaria pensión? Se mandan Güevo doctores.
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